Las recientes protestas contra la gentrificación en la Ciudad de México no sólo han tomado las calles, sino también el terreno mediático. La narrativa oficial y la social parecen transitar por caminos paralelos, pero profundamente contrastantes.
Por un lado, el Gobierno de la Ciudad, encabezado por Clara Brugada, ha respondido con un discurso institucional que busca contener el conflicto: se promueven “diálogos contra la gentrificación” y se condenan los actos de vandalismo como parte de un mensaje de orden y apertura al diálogo. La intención comunicativa es clara: mostrar voluntad política y sensibilidad social sin perder el control institucional.
Sin embargo, en el terreno de lo simbólico, la narrativa ciudadana avanza con fuerza. Las consignas en las calles y redes no solo hablan de gentrificación, sino también de racismo, clasismo y desplazamiento, revelando una profunda desconfianza hacia las políticas urbanas actuales. En términos comunicativos, la protesta toca fibras emocionales, identitarias y territoriales, algo que el discurso gubernamental aún no logra contrarrestar con eficacia.
La cobertura mediática refuerza esta fractura: mientras algunos medios reproducen el mensaje gubernamental de diálogo, otros destacan la indignación ciudadana y los disturbios, lo que evidencia una disputa narrativa por el significado del espacio urbano.
En medio de esta tensión, la comunicación pública enfrenta un desafío clave: ¿cómo construir una narrativa que reconozca el malestar ciudadano sin caer en la defensa automática del modelo de ciudad actual?Narrativas enfrentadas: comunicación de crisis ante la gentrificación en CDMX
