Del arte al meme: el curioso caso del Ecce Homo
Hace una década, las redes sociales y los medios de comunicación del mundo reproducían la historia de Cecilia Giménez, una anciana que “por amor” intentaba reparar un fresco religioso, que se convirtió en el primer meme global. Esta es la historia del Ecce Homo de Borja, popularizado como Ecce Mono, un evento que produjo en efecto mariposa a partir de una fallida restauración que se convertiría en un tema global y generaría memes.
Durante la década de los años 30, Elías García Martínez un pintor español, copiador de clásicos, realizó un mural en el Santuario de Misericordia de Borja (Zaragoza, España), claro, además también realizó su versión del Ecce Homo “este es el hombre”, una pieza de óleo sobre yeso, de 66 × 40 cm, similar a la que había realizado el italiano Guido Reni unos siglos atrás. Cabe mencionar que la pintura y la escultura por siglos, se convirtieron en propaganda religiosa.
El mencionado mural y esta versión del Ecce Homo se deterioraron porque no fue realizada con los materiales para el muralismo. Así que las autoridades, preocupadas por aquel daño, decidieron convocar a una vecina, restauradora amateur, Cecilia Giménez, quien entonces tenía 81 años. Así que, generosa, se ofreció a limpiar las obras pictóricas y al poco tiempo todo se fue de control. Cecilia se tomó unos días de descanso, con la intención de terminar a su regreso, pero ya era tarde: nacía el Ecce Mono que se convertiría en meme.
Su circulación en medio comenzó cuando el boletín del Centro de Estudios Borjanos publicó fotografías con el antes y el después de la pintura mural. Luego, la noticia salió a nivel regional, en el Heraldo de Aragón, después saltó a lo nacional de España, en El País, y finalmente captó la atención de los principales medios del mundo, la BBC, Le Monde, Daily Telegraph, sólo por mencionar algunos, pero su verdadera popularidad se encontró en Twitter, donde la historia de súper viralizo.
Cuando Cecilia regresó de un viaje se encontró con el revuelo que se había creado. Al principio le llovieron las críticas por todas partes y el Ayuntamiento y la familia del pintor anunciaron demandas contra la improvisada restauradora. Luego se discutió sobre si había que completar la restauración de la pintura o era mejor dejarla como había quedado.
Todo el mundo hablaba del Ecce Mono, apodo que ganó cuando un corresponsal de la BBC dijo que el original se transformó en el “esbozo de un mono muy peludo vestido con una túnica de una talla inadecuada”.
La figura deforme se hizo tan viral que fue adoptada por la cultura popular, apareciendo en etiquetas de vino, llaveros, ositos de peluche, camisetas y un largo etc. De acuerdo con el diario El Mundo, se calcula que la reinterpretación del Ecce homo genera unos ingresos de unos 45.000 euros al año, fruto de la venta de artículos de merchandising (venta de productos publicitarios para promocionar una marca), los derechos de imagen y las entradas al santuario para ver la pintura. Parte del dinero que generan los objetos de recuerdo son para Cecilia con los que costea su estancia en la residencia y la de su hijo que sufre parálisis cerebral.
Cecilia y su Eccehomo han inspirado diversas iniciativas culturales: documentales, tesis doctorales, aparición en películas, libros, canciones, cómics y una ópera en tono de humor. Compuesta por el director americano Andrew Flack, Behold the Man (Este es el hombre y, en latín, Eccehomo), se ha presentado en Arizona y en Las Vegas, Estados Unidos. Además, debido al éxito de esta pifia, se creó en Borja el primer Museo Internacional del Eccehomo, que cuenta con 26 pinturas inéditas sobre esta obra de autores de distintos puntos del mundo, desde México a Italia, y principalmente de España.
El caso fue uno de los grandes fenómenos sociales de su tiempo. Un error que alcanzó masividad gracias a las tecnologías de la comunicación, no por su valor estético, ni por su propuesta simbólica o siquiera comercial, y que estaba tan cargado de situaciones disparatadas. Sin Twitter (ahora X) y sus memes, quizá, solo quizá, el evento hubiera sido uno más entre miles.
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