Elena Garro y no García Márquez, la inventora del realismo mágico.
Cien años de soledad, es una lectura obligada en casi todas las preparatorias de Latinoamérica, la cual suele venir acompañada de la frase “Gabriel García Márquez es el padre del realismo mágico”, dicha por algún maestro. Esta fue una verdad incuestionable para mí durante muchos años, hasta que hace unos meses, leí Los recuerdos del Porvenir, de Elena Garro, publicada 4 años antes que la obra de García Márquez.
Para muchos expertos, Elena Garro, escritora, activista, dramaturga y periodista mexicana, fue la primera persona en escribir una novela en donde lo fantástico, lo extraño, lo sobrenatural, se presenta como parte de cotidianidad, es decir, lo que en Europa de definió como “Realismo Mágico”, aunque el término le desagradába “Para Elena Garro era una etiqueta mercantilista que la molestaba porque ella decía que el realismo mágico era la esencia de la cosmovisión indígena, por lo tanto, no era nada nuevo bajo el sol”, explica la escritora Patricia Rosas Lopátegui, para el periódico El Mundo.
Laura Helena Paz Garro nació en Puebla, México. La fecha exacta es un enigma: cuando se casó con el Nobel de Literatura, Octavio Paz, en 1937, declaró tener 16 años, sin embargo, el investigador Carlos Castañeda, afirma que en realidad tenía 20, es decir, que nació en 1916.
Fue admitida en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde estudió literatura, coreografía y teatro. Después de contraer matrimonio con Paz, arrancó su carrera cómo literata y dramaturga.
Desde un inicio sus obras despertaron controversia, pues en ellas exploraba, a través de la ficción, las causas políticas y sociales de la vida en México. Los derechos humanos, la marginación de los indígenas, el estatus de ciudadanía, son algunos de los temas que traslucen sus relatos.
En 1953, Garró enfermó, motivo por el cual se trasladó a Suiza para recibir tratamiento médico. Durante su convalecencia comenzó un primer borrador de Los Recuerdos del Porvenir, obra que fue publicada en 1963, mereciendo el premio literario Xavier Villaurrutia, el más importante de México.
Este libro, cuenta, a través de la voz del pueblo Ixtepec, la historia de los hermanos Moncada y de todos los que habitaban en él, durante la guerra cristera.
Su infancia dibujo el esquema de la trama “Yo no puedo escribir nada que no sea autobiográfico; en Los recuerdos del porvenir narro hechos en los que no participé, porque era muy niña, pero sí viví”, comentó a Elena Poniatowska, durante una entrevista.
A pesar de que el escritor colombiano Gabriel García Márquez, expresó su admiración por Garro en más de una ocasión y declaró que su obra, había servido cómo inspiración para su libro Cien Años de Soledad, a Elena Garro, la sociedad de los años 60, no la reconoció cómo la inventora del género literario.
Garro trabajó, durante décadas, por la defensa de los pueblos indígenas, lucha que fue debilitando su estabilidad económica. “Fue derrochadora porque gastó miles de pesos para sacar a los indígenas de la cárcel, para darles cobijo en su casa y para defenderlos de los terratenientes y políticos que les robaban sus tierras”, expresa su biografía.
El 22 de agosto de 1998, Elena Garro murió en la indigencia.
La hoy reconocida cómo la madre del realismo mágico escribió en su obra máxima “La veo, me veo y me transfiguro en multitud de colores y de tiempos. Estoy y estuve en muchos ojos. De la memoria que de mí se tenga”.
