La historia de las olimpiadas está llena de sorpresas, grandes deportistas, medallas, récords y también, muchas de ellas relacionadas con la historia de los logotipos de los Juegos Olímpicos. Por tanto, esta es una primera entrega de esa parte gráfica que en ocasiones muy pocas veces se menciona pero que es parte importante ya que se trata de la identidad.
Breve historia
Desde que en 1896 el pedagogo francés e historiador Pierre de Coubertin recuperara la idea de celebrar unos Juegos Olímpicos, con la intención de consagrar los valores y el espíritu deportivo propios de las Olimpíadas organizadas por los griegos en la antigüedad (entre el 776 aC. al 392 dC.), los ideales del Olimpismo han podido trascender el ámbito estricto del recinto deportivo en el que se celebraban y convertirse en los grandes acontecimientos culturales que son hoy día.
Los Juegos Olímpicos constituyen uno de los grandes escenarios de la comunicación social moderna, poniéndose de manifiesto en muy diversos aspectos, desde la aplicación de las tecnologías informáticas y de telecomunicaciones, hasta las nuevas formas de producción audiovisual, de diseño gráfico de la identidad y de la señalización. La celebración de este gran acontecimiento deportivo exige la adaptación de las instalaciones de la ciudad, de sus calles y rutas. Esto requiere planes especiales de señalización y de decoración urbana que convierten a la ciudad en un gran escenario lleno de colorido y euforia, como señal de bienvenida a los visitantes y a los medios de comunicación.
Por tanto, al hacer una breve mirada al pasado, encontramos que el diseño ha acompañado a esta celebración deportiva desde sus inicios, pero su importancia ha crecido exponencialmente desde los juegos celebrados en Tokio 64, de cuadro con Brandemia. En tanto, la primera y más importante aportación del movimiento olímpico a la comunicación visual moderna lo constituye su propio símbolo de identidad (los cinco anillos).
Su creador, el Barón de Coubertin, según Brandemia, se inspiró en el isotipo de la Unión francesa de Sociedades de Deportes Atléticos (organización preolímpica), y a pesar de que su gestación se realizará en 1913, no fue hasta las olimpiadas de Amberes (Bélgica) en 1920 cuando se comenzó a utilizar. Ya en la edición de los Juegos de París en 1924, apareció grabado en las medallas.
Los anillos, como hemos comentado, son el símbolo olímpico por excelencia y está compuesto por cinco aros entrelazados, ordenados en dos filas en el siguiente orden: azul, negro y rojo, más amarillo y verde, que en conjunto forman, aproximadamente, un trapecio regular. Mediante esta imagen se pretende representar la unión de los cinco continentes y el encuentro de los atletas del mundo entero en los Juegos Olímpicos, todo esto, según elartículo 12 de la Carta Olímpica.
En tanto, con el tiempo fue variando el tamaño de las señales distintivas sin embargo, su esencia y colores no han cambiado desde su aparición. Posteriormente, llegó la representación del fuego, el himno, la corona de laurel y por supuesto, el logotipo de cada edición.
Finalmente, esta es una primera entrega ya que, posteriormente abordaremos el tema con el primer logotipo que se realizará para una edición olímpica ya que, antes de ello y a manera de adelanto, la imagen gráfica se basaba en carteles publicitariosilustrados que enaltecían los valores y la grandeza de los juegos en la antigüedad.