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Opinión pública o propaganda: el poder de las encuestas electorales

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A principios del siglo XX, uno de cada cien habitantes del planeta vivía en un régimen democrático y en ningún caso con sufragio universal, sólo votaban las élites masculinas que se informaban a través de la letra impresa. Un siglo después, más de la mitad de la población mundial vive en un régimen democrático, donde puede elegir a sus representantes. La extensión de la democracia representativa, se produjo a lo largo del siglo pasado gracias a la expansión de los medios de comunicación y al empleo de las encuestas como herramientas científicas para conocer las opiniones y actitudes de todos.

Las encuestas cumplen un papel importante: permiten al gobernante conocer las opiniones y actitudes de los ciudadanos a lo largo de todo el mandato y no sólo en el momento de acudir a las urnas. Pero, ¿Cómo influyen las encuestas en los procesos electorales?, ¿Para qué le sirven al ciudadano, a los partidos y a los candidatos?, ¿Las emociones juegan un papel fundamental a la hora de votar? Veamos. Las encuestas, son un método de investigación social útil en términos electorales. Aunque siempre son objeto de análisis y hasta de controversia, son varios sus usos. He aquí algunos ejemplos:

Sirven para la toma de decisiones. La selección de un candidato requiere de evaluar el nivel de conocimiento, preferencia partidista, empatía y percepciones de la población. Por ejemplo, las encuestas preelectorales generan datos sustantivos sobre la problemática, las opiniones y las expectativas ciudadanas. Con estos datos, los partidos trabajan sobre el perfil más apropiado de candidatos, el discurso y propuestas. Además, los sondeos nos ayudan a orientar las estrategias de comunicación, los programas y la agenda temática, geográfica y demográfica. Por lo tanto, permiten enfocar el trabajo en los segmentos más rentables, así como los medios más influyentes para conectar con los votantes.

Son una aproximación a la realidad social. Los estudios de opinión generan un acercamiento de un momento determinado, convirtiéndose en una fotografía con una fecha, que refleja las opiniones de una muestra.

No pueden ser generalizadas ni permanentes. Debido a que la sociedad es cambiante, los ejercicios de seguimiento mensual, siempre son útiles ya que permiten observar la evolución de los resultados, los cuales se ven influenciados por la coyuntura política, social y económica, lo cual genera tendencias, escenarios y la prospectiva de estos.

Toda encuesta tiene un grado de error y siempre es perfectible. Las empresas encuestadoras, tienen que lidiar con muchos factores que pueden influir en las mediciones y el levantamiento de los estudios. Internamente, desde la selección de la metodología, orden y redacción de las preguntas, la capacitación de los encuestadores, incluso puede influir el clima, el horario, inseguridad, los puntos de aplicación, contingencias. Existen factores externos a considerar como los niveles de presión de los contendientes, los medios de comunicación y todos los analistas comentocracia. 

El factor propagandístico. Las encuestas generan interés y expectativas, muchos votantes son atraídos por este sentido de competencia que prevalece durante las campañas. Las encuestas pueden generar un sentido de pertenencia con los ganadores; a la gente le gusta estar con las mayorías. En algunos procesos electorales, las encuestas pueden tener un doble efecto tanto incentivar el voto como provocar el abstencionismo, debido a que las emociones juegan un papel fundamental a la hora de ejercer el voto. 

Todos los ejercicios de análisis, requieren de una metodología muy eficiente. Aunque, la opinión pública es voluble y cambiante. Noticias, eventos, filtraciones, errores de los candidatos o los partidos, pueden modificar dramáticamente las tendencias. Para los candidatos y sus equipos partidistas son una motivación, una referencia de los resultados del trabajo político que desarrollan. No hay duda de que las encuestas y los estudios de opinión sirven. Son herramientas necesarias: informan a la ciudadanía y pronostican tendencias. Ayudan a orientar discursos y a evaluar políticas. Bien utilizadas y con propósitos delimitados son parte fundamental de la vida democrática.

Para el sociólogo Narciso Michavila, la encuesta es una herramienta para dar voz al conjunto de la población. “No ha habido ningún instrumento que haya obligado a los gobernantes a tener en cuenta el criterio de todos los ciudadanos como la encuesta. Nada ha empoderado a los ciudadanos como la encuesta. Sin encuestas no hay democracia”, puntualiza Michavila.

En contraparte, para otros especialistas, las casas encuestadoras se han convertido en agencias de publicidad o propaganda y no como fuentes de información estadística veraz y útil para los ciudadanos. Maureen Malanchuck, especialista en manejo de información señala que “La información que tenemos no es la que queremos. La información que queremos no es la que necesitamos. La información que necesitamos no está disponible”. A pesar de los errores que pueden presentar las encuestas, para bien o para mal, éstas juegan un papel importante en los regímenes democráticos.

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