POLÍTICA-mente INCORRECTA
Dice que de llegar a la presidencia, en su gobierno no habrá “pende…., ni rateros, ni huev…”, hizo de su lengua la espada, pues…, ultimamente en las redes se ha promovido de manera escandalosa y farandulera la figura de Xóchitl Gálvez, esto sucede constantemente en redes, pues este personaje “político” ha pasado del proselitismo a una especie de personaje caricaturesco, del que muchos hacen crítica por sus contradicciones, vocablo particular, dicción singular (“pergque” o “aporgto”, “configrdencial”,etc o faltas de ortografía, cuando trato de decir precedente o presente, escribiendo “precente”) o la manera en que trata de ganara electorado, este texto no trata de criticarla como tal, sino de entender que sucede alrededor, independientemente de la politización (pues es periodo electoral), cómo es que se percibe bajo los estragos de la modernidad, donde el lenguaje es la herramienta para configurar el mundo y el poder de la conciencia para dar forma a un “yo”; como consecuencia en la posmodernidad se forman microrrelatos de “mundos”, o de diversas subjetividades absolutamente diferentes,(Sánchez Garcia,2016).
Se trata de entender el contexto, desde las condiciones en que se interpreta, estas pueden ser por alguna relevancia lúdica, (videos que hacen mofa de sus acciones o argumentos carentes de sentido y actitudes vulgares, pero faranduleras) generando entretenimiento; de ignorancia, para formar un juicio que puede tener plasticidad por empatía o repulsión (tik tokers que mencionan sus fallos y discrepancias políticas); como antecedente histórico, es decir, el referente a la experiencia de ciudadanos (vídeos donde ciudadanos la corren y la repudian por tener noción previa a su gobierno); como producto en el mercado electoral, donde se juega con los estereotipos (influencers que la critican, y la hacen ver como un producto caricaturesco y bizarro, un producto chafa de mala calidad, un producto chatarra (@alejandroestebansosa).
Un juego de visión posmoderna donde se disuelve la totalidad en una pluralidad de fragmentos virtuales, una especie de perspectivismo (“donde todo depende del cristal con que se mire”), un desencanto de la razón, donde todos los anhelos que se consumen por la sociedad no pueden ser satisfechos, pues nuestra vida a través del “smartphone” nos ha generado el rechazo a la totalidad, una ambivalencia a nuestras preguntas e inquietudes, donde se pueden encontrar alternativas ante vastas opciones de datos o donde se puede perder por la ambigüedad de exacerbada información, quizás… sea por ello que las redes sociales, sean el espacio indeterminate que no deja de ser una predilección inquietante, una afición relativista a lo que consumimos aunado a nuestro círculo social, donde se genera crítica, escepticismo, indiferencia, desengaño, o en todo caso, un espacio donde se puede dejar de prospectar y quedarse “en ese lugar donde se prefiere no ser molestado, pasarla bien, y estar a gusto consigo mismo”
Interpretaciones de la realidad, información e imágenes que se traducen en un círculo de enfoques, simulacros de contenidos que pueden ser relevantes a la crítica o simples atajos para discernir determinantes valores colectivos, por otro lado, consiste en pasar al simulacro de apariencias y contenidos chatarra, ambos en la construcción de modas, tendencias, pragmatismo, consumos donde no se requiere un profundo razonamiento; ambas partes desembocan desde el individualismo.
Probablemente nos encontramos a lo que Bauman en su posmodernidad líquida llamaría “comunidad perchero”, porque hasta cierto punto como lo cita, Sánchez Cipriano (2016), es una comunidad “formada por el acto de colgar cuestiones individuales en un “perchero común” o simplemente sea el reflejo de nuestra vida digital donde “no somos nada más de lo que expresamos de nosotros mismos” , cita de la cual he olvidado el autor.
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