Joe Biden y Kamala Harris: ¿progreso o telón discursivo?

La presión que se ejerce sobre Kamala Harris es múltiple: pese a sus esfuerzos, no ha sido considerada en aspectos que le son concernientes, así como que se ha encontrado sometida a un escrutinio que no tiene precedentes en los que ya han desempeñado ese cargo anteriormente. 

En el escenario complejo de la pandemia por COVID-19, la situación migratoria y la inflación, también se encuentran las fricciones dentro de la Casa Blanca. Después de un año de gobierno, los acontecimientos permiten vislumbrar un panorama más amplio de la relación entre ambos cargos, y los personajes que los desempeñan: Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Kamala Harris, la primera mujer negra en ser vicepresidenta.

El nombramiento de Kamala Harris no tardó en dar esperanzas nuevamente a la mujer dentro de la esfera política, pues esta mujer ahora pasaba a formar parte del grupo de otras mujeres que con el paso del tiempo han logrado posicionarse en altos cargos políticos. No obstante, desde su nombramiento se ha visto que sus funciones son limitadas y su imagen sólo funciona para comunicar un discurso inclusivo y progresista por parte de Biden. 

Existen especulaciones de que Biden recurrió a Harris para ganar la presidencia, y que Harris vio la oportunidad de posicionarse en la Casa Blanca para llegar a la cima en las elecciones de 2024. Sea como fuere, ambos se asociaron y actualmente se encuentran descontentos uno con el otro; lo que pudo haber sido un binomio perfecto para la historia reciente de Estados Unidos, ahora no es más que un tema controversial en la imagen de ambos políticos.

Aunque Kamala Harris declara en entrevistas que ambos trabajan juntos, existen filtraciones de las oficinas del Capitolio que dejan en claro la inconformidad que existe tanto de la vicepresidenta por ser relegada, como de la desconfianza que existe del presidente hacia el equipo de Harris, principalmente por su incompetencia para manejar las crisis de comunicación.

Algunos funcionarios opinan que ser la primera mujer en algo no suele ser fácil, y destacan que Kamala, pese a sus esfuerzos, no ha sido considerada en aspectos que le son concernientes, así como que se ha encontrado sometida a un escrutinio que no tiene precedentes en los que ya han desempeñado ese cargo anteriormente. 

La presión que se ejerce sobre Kamala Harris es múltiple: el partido republicano constantemente resalta sus desaciertos, tales como el manejo de los migrantes ilegales en el país; la población de Estados Unidos espera verla desempeñar sus diversas funciones, pero su papel se limita a aquello que el presidente le asigna; por otra parte sus aliados se quejan de que ella no recibe apoyo de la Casa Blanca para realizar las tareas complicadas y que prefiere no recibir créditos para no opacar al presidente. 

Mary Beard, académica especializada en estudios clásicos y feminista que critica un sistema patriarcal que promueve y justifica la exclusión femenina en la política actualmente, destaca al clásico techo de cristal como el obstáculo que genera que las mujeres tengan menores posibilidades de tener éxito y que además sean más criticadas cuando cometen errores. 

Kamala Harris es otro de los muchos casos que han tenido lugar en la historia reciente. Las mujeres en todo caso representan una amenaza para los hombres y la política, por tanto se les relega e invisibiliza; pero cuando de épocas actuales se trata, la imagen de la mujer puede servir como un discurso del progreso y la inclusión de los partidos políticos.

En algún momento, cuando ambos dieron su discurso de victoria, Harris reconoció su logro como primera mujer en llegar al puesto, y se dirigió a todas las niñas que pudieran estar viendo el acontecimiento para decirles que Estados Unidos es un país de posibilidades. Ahora sólo falta ver que su rol se fortalezca en el tiempo que queda y, si Biden no se postula nuevamente para 2024, el techo de cristal no le impida escalar un peldaño más.