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¿Solo es dinero?: De economía y monedas
Publicado
Hace 2 añoson
Por
Rodrigo ReyesComo contexto, tras la desdolarización de los países a nivel mundial y la turbulencia de Estados Unidos en su economía respecto a la crisis inflacionaria, potencias mundiales como China y Rusia han propuesto comercializar con sus propias monedas, esto es un tema que todos o la mayoría de las personas estén conscientes, pero de manera paralela esta competencia o rivalidad económica no solo abarca el dinero físico, económicamente llamado dinero fíat, es decir, el que usamos todos los días, que está en circulación. Sea tu cartera, cuenta de ahorros, en el tianguis, etc. para que este tenga valor, tiene que estar respaldado por algún tipo de garantía (de cada país), como las reservas de oro, cadenas de producción, divisa atractiva de inversión, etc (por mencionar algunos dado que esto da para más), el énfasis de este, destaca suma importancia de cada país respecto a sus niveles de producción, como punto nodal respecto a la guerra comercial como acto posterior a la pandemia, pues, al producir se tienen bienes por intercambiar y para ello una moneda más fuerte, pero, si se tiene mucho dinero impreso con una baja producción, entonces, los pocos bienes y servicios que existen serán escasos (y si recordamos la ley de la oferta y la demanda), no habrá un balance entre la impresión de dinero y la producción que lo sostenga, lo que quiero decir es que: la crisis de Estados Unidos básicamente creció por repartir dinero a partir de la pandemia 2019 mil doscientos dólares a veintidós millones de personas en el 2020, pero las subvenciones que daba el estado eran más altas que los salarios, entonces ¿para qué trabajar por menos de lo que otorga el Estado?, paralelo a ello, China cerró sus fronteras más de una vez, para controlar el virus y así mismo su economía, lo que provocó escasez, bajar las cadenas de producción (ósea un mercado más local), bajar y controlar los niveles de consumo, e intervención sobre la inflación, generó una crisis controlada, en pocas palabras China sería la niña regañada y controlada, con un padre que la obliga a ahorrar y consumir únicamente en casa, con gastos controlados y haciéndola trabajar algunas horas extra mal pagadas, mientras tanto Estados Unidos sería la “niña rica” con una tarjeta de crédito sin límite, que despilfarra y no trabaja, con un papá que tarde o temprano no alcanza a cubrir los gastos de la tarjeta de crédito, pidiendo prestado al vecino y casi en bancarrota.
Partiendo desde lo anterior. Estados Unidos, pretende encontrar soluciones más concretas en el marco digital, para subsanar su economía, con un modelo ya existente de dinero digital que emplea DLT (Tecnologías de Registros Distribuidos), mejor conocidas como Blockchain, tal mecanismos son descentralizados para comprar moneda y transferir dicha propiedad, algo así como sus propias criptomonedas llamadas CBDC´s “Central Bank Digital Currency” o Moneda Digital del Banco Central, la diferencia entre estas, es que la CBDC si está respalda por un banco central, como el dinero físico, a diferencia de las monedas CRIPTO, no las respalda ningún gobierno y están en libre flotación, ósea que los precios los determina el mercado; para ello, muchos países ya empezaron a desarrollar sus propias monedas digitales, como Japón, Rusia, China y Latinoamérica está en aras de ello.
Sin embargo, el rostro de las CBDC (moneda soberana digital emitida por los bancos centrales), tienen una ambivalencia, proponiendo transacciones más rápidas, pagos más eficientes, no generan cargos extras como lo haría una tarjeta bancaria, los depósitos y agilización del dinero serían directamente con los bancos centrales; pero el otro rostro no se ve con buenas intenciones, pues estas definen un poder casi completo sobre los usuarios, ya que estas monedas podrían ser caducables y limitadas, de manera indirecta tendrán un control sobre el gasto de los ciudadanos, pues estas son rastreables, implicaría controlar la disposición del dinero personal en el pago de impuestos, pues evitaría la evasión fiscal; tendrán capacidad para limitar, censurar saldos o actividades comerciales pues se sabría cuánto, dónde y cuánto se compra, para establecer normas de consumo y todo ello, por medio de una norma llamada ISO 20022, la cual promete: mayor transparencia y eficiencia, mejorar la automatización de los bancos, creación de interoperabilidad y aprovechamiento en el poder de los datos. Sin embargo, no olvidemos las cucharadas de la historia latinoamericana, pues en tiempos de crisis se contendría la inflación con una especie de corralito argentino (restricciones de retiro efectivo a $250 dólares semanales durante el pánico financiero argentino de Fernando de la Rúa en el 2001, inmovilizando los depósitos de dinero), entonces, qué esperar respecto a este fenómeno.
Es importante resaltar que siempre habrá alternativas económicas para todos y todas, un ejemplo de ello es el túmin, que es una alternativa para agilizar la economía local por medio de una tarjetita impresa que, previo acuerdo, representa una manera de obtener vegetales, frutas, maíz, café o servicios que proveen quienes la usan.
¿Cuántas monedas alternativas podrían surgir tras la inflación posterior a la pandemia de COVID 19?; parece que nos enfrentamos a un fenómeno de convertibilidad de la moneda, donde la convertibilidad restringida, aplicaría para los no residentes o transacciones que tiene un control cambiario limitado. (el caso del peso cubano); plena convertibilidad: total libertad para cambiar una moneda por residentes como extranjeros en cualquier transacción; convertibilidad externa: creación de alguna moneda extranjera para los no residentes, la moneda tiene una conversión limitada a ciertas monedas extranjeras y sólo para extranjeros y; Convertibilidad interna: permite a los residentes y no residentes convertir al valor de otra moneda la moneda nacional para todos tipos de transacción.
Pero eso está por venir.