Sudamérica lidera la carrera mundial de vacunación

Se ha forjado una “cultura de la vacunación” que, pese a los movimientos antivacunas y la enunciación de su discurso incluso desde personajes influyentes en la opinión pública, permitió que la población latina asistiera a la aplicación del antídoto. 

El hecho de que una de las regiones más vulnerables en comparación con el Norte de América y Europa esté liderando la carrera mundial de vacunación suena impactante. Sudamérica ha conseguido que el 63.3% de su población se encuentre vacunada; no obstante, cabe preguntarse cuál fue la verdadera lucha para conseguir dicho porcentaje. 

De acuerdo con un proyecto de Our World in Data, América Latina pasó de ser la región con mayores tasas de contagios y decesos, a la que mostró menor resistencia para la aplicación de la vacuna contra el COVID-19. Epidemiólogos señalan que esto se debe a los planes de inmunización que se han realizado desde hace décadas contra otras enfermedades como viruela, meningitis, poliomielitis y sarampión. 

De esta forma se ha forjado una “cultura de la vacunación” que, pese a los movimientos antivacunas y la enunciación de su discurso incluso desde personajes influyentes en la opinión pública, permitió que la población latina asistiera a la aplicación del antídoto. 

La mayor parte de los países de dicha región cuentan con economías abiertas que favorecieron la negociación y donación de las distintas fórmulas con otros países. Pero, una vez que se hicieron públicos los esfuerzos por aplicarlas a la población, los antivacunas en América Latina se manifestaron en redes sociodigitales, brigadas de vacunación, carreteras y hasta la destrucción de dosis como sucedió en Guatemala. 

Si bien algunos gobiernos se resisten en hacer de la vacuna un aspecto de carácter obligatorio, en el caso de Colombia, Perú y Ecuador ya se solicita el carné de vacunación para ingresar a ciertos espacios como centros comerciales, restaurantes, teatros y eventos masivos.

Esta es una medida implementada para incentivar la inmunización desde los gobiernos, pero en el caso de Brasil dichos esfuerzos se han visto cuestionados por el mismo presidente Jair Bolsonaro, quien se niega a la aplicación de la vacuna y la desacredita. Sin embargo, cabe resaltar que, pese a su postura, las cifras de personas vacunadas, tanto de una primera dosis como con el esquema completo, rebasan el 60%.

La lucha contra estos movimientos antivacunas no depende de que estos estén conformados por personas cuyo nivel educativo es inferior, sino de la amplificación que pueden conseguir del mensaje basado en sus creencias a través de internet. De acuerdo con Josefina Brown, investigadora en la Universidad de Buenos Aires, las nuevas tecnologías permiten que se difundan al menor costo tendencias individualistas.

Además, en los sitios web el contenido y las imágenes procuran alimentar diversos miedos sociales y emplean términos negativos a fin de cuestionar “la injerencia del Estado al obligar a las personas a vacunarse en contra de su voluntad”. No obstante, sólo generan perder la “inmunidad colectiva”, y que se expandan o reaparezcan enfermedades.

En el caso reciente de América Latina, la vacunación se llevó a cabo pese a algunas reticencias y hasta el momento se mantiene en la primera posición de la carrera mundial; ya sea por la “cultura de la vacunación”, o porque las cifras de casos y muertes diarias eran más contundentes que cualquier discurso conspiratorio.