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¿Qué demonios está pasando en Texas?

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El 24 de enero de 2024, el gobernador de Texas, Gregg Abbott, desató polémica al utilizar a la Guardia Nacional tejana para evitar que la Patrulla Fronteriza, una rama del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), ejecutara sus funciones. Esto después de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos que permitió a los agentes federales cortar el alambre de púas instalado como un acto contra los migrantes “invasores”.

Un aspecto interesante de estos sucesos es que casi no ha recibido cobertura por medios estadounidenses, y aquellos que sí lo hacen difícilmente se puede decir que le han dado la importancia que merece. Por ejemplo, si se ingresa a la página del New York Times o del Washington Post, ni la noticia ni ninguna de sus actualizaciones se encuentra dentro de su portada. El hueco lo llenaron las redes sociales, sin embargo, frecuentemente caen en el sensacionalismo o no cubren correctamente los eventos.

Lo anterior es sorpresivo dado que el espectáculo representa el desafío más notable a la autoridad federal desde la Guerra Civil estadounidense. No solo por las acciones de Abbott, también, porque recibió el respaldo público de 25 gobernadores del Partido Republicano, entre ellos el ex candidato presidencial Ron DeSantis, quien prometió el apoyo de la Guardia Nacional de Florida.

Aunque aún no hay motivos para hablar de secesión, como sugieren algunas publicaciones sensacionalistas en redes sociales, este evento resulta preocupante para la administración de Biden. 

Un enfrentamiento directo entre ambos cuerpos armados sería una escalada de violencia injustificable y pondría fin de inmediato a la legitimidad del ejecutivo nacional, posiblemente afectando al Partido Demócrata en su totalidad. Otras opciones, como la nacionalización de la Guardia Nacional texana, se dificultan debido a que su aprobación, debilitada por su apoyo al genocidio en Gaza y la guerra en curso en Ucrania, ha alcanzado mínimos históricos.

De cualquier manera, la situación continúa sólo en palabras agresivas y lo más probable es que termine en eso. La legitimidad de Biden queda cada día más mermada, mientras los estados republicanos atropellan los derechos de los migrantes. 

Aunque la retórica agresiva sigue siendo predominante, es poco probable que esta situación se convierta en un enfrentamiento físico. Sin embargo, la legitimidad federal se ve cada vez más socavada, mientras los estados republicanos continúan atropellando los derechos de los migrantes. A medida que las elecciones se aproximan, el horizonte para el Partido Demócrata se torna cada vez más sombrío. Mientras tanto, Biden, quien buscará la reelección, sigue acumulando moretones.

Derechos reservados, el contenido de esta nota pertenece a iMx Noticias.

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