En el mundo del ciclismo profesional, pocas cosas despiertan tanta pasión y simbolismo como un maillot. Estas camisetas no solo identifican a los líderes de una carrera, sino que representan esfuerzo, estrategia y, sobre todo, gloria deportiva.
El términomaillot proviene del francés y significa simplemente “camiseta”. Su origen en las competencias ciclistas se remonta a principios del siglo XX, cuando los organizadores del Tour de Francia decidieron diferenciar al líder de la clasificación general con una prenda distintiva. Fue así como en 1919 apareció el icónico maillot amarillo, inspirado en el color de las páginas del periódico L’Auto, organizador de la carrera. Desde entonces, el uso de colores y diseños especiales para premiar a los mejores se convirtió en tradición.
Hoy, cada gran vuelta —como el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España— cuenta con sus propios maillots, aunque el más famoso sigue siendo el amarillo del Tour. En esta carrera existen cuatro principales:
Maillot amarillo: líder de la clasificación general.
Maillot verde: mejor en la clasificación por puntos (sprinters).
Maillot de lunares rojos: mejor escalador.
Maillot blanco: mejor joven (menor de 25 años).
En el Giro de Italia, el equivalente al amarillo es la maglia rosa, mientras que en la Vuelta a España, el líder viste de rojo. Más allá del color, portar uno de estos maillots es sinónimo de respeto y de haber escrito, aunque sea por un día, parte de la historia del ciclismo.
En cuanto a récords, Eddy Merckx, el legendario ciclista belga, es el hombre que más veces ha vestido el maillot amarillo en el Tour de Francia: lo portó 96 días a lo largo de su carrera, cifra que lo consagra como uno de los más grandes de todos los tiempos. Merckx, conocido como “El Caníbal” por su hambre insaciable de victorias, también dominó en otras clasificaciones, dejando su huella en prácticamente todos los maillots importantes. Cabe mencionar que cuenta con un documental de su trayectoria deportiva.
Más que simples camisetas, los maillots son banderas en movimiento, símbolos que cuentan quién manda en la carretera y que, con el paso de los años, se han convertido en piezas de colección y orgullo para ciclistas y aficionados. Cada color, cada diseño y cada día portado representan una historia de lucha contra el reloj, la montaña y, a veces, contra uno mismo.