Adidas lanzó recientemente su modelo “Oaxaca Slip‑On”, un calzado inspirado en los tradicionales huaraches oaxaqueños. Sin embargo, la reacción no fue la esperada: usuarios en redes sociales, medios nacionales e internacionales, y autoridades culturales calificaron el diseño como apropiación cultural y plagio, ya que la marca no consultó ni reconoció a los artesanos de Villa Hidalgo Yalálag, Oaxaca.
La polémica se viralizó rápidamente. Las críticas señalaban que el diseño de Adidas tomaba elementos tradicionales sin permiso, sin pago ni colaboración con la comunidad zapoteca, dejando en evidencia una desconexión entre la marca global y el respeto hacia las culturas locales. La indignación fue tal que políticos y figuras públicas también se pronunciaron, pidiendo medidas y disculpas inmediatas.
Frente a la presión mediática, Adidas respondió con una disculpa pública y acciones concretas: enviaron representantes a Oaxaca, incluyendo a su directora Legal y de Cumplimiento en México, para presentar disculpas ante la comunidad y autoridades locales. Durante la visita, se realizaron actos simbólicos en la cancha municipal, con la presencia del alcalde y la participación de la comunidad, demostrando que la marca buscaba reparar la relación y generar confianza.
El diseñador del modelo, Willy Chavarría, también emitió disculpas, reconociendo que el producto no reflejaba un trabajo conjunto con los artesanos y que había fallado al no incluirlos desde el proceso creativo. La marca además se comprometió a no repetir este tipo de acciones y a involucrar a la comunidad en futuros proyectos, mostrando que una crisis de comunicación puede convertirse en oportunidad si se maneja con transparencia y respeto.
Este episodio deja claras lecciones para marcas globales:
- La cultura local es un activo estratégico y no puede ser explotada sin consentimiento ni reconocimiento.
- La gestión de crisis y la comunicación proactiva son clave para mitigar daños reputacionales.
- Una respuesta auténtica y presencial tiene más impacto que simples comunicados de prensa, sobre todo en casos de sensibilidad cultural.
En redes, el debate sigue abierto. Muchos aplauden las disculpas y el compromiso de colaboración, mientras otros consideran que el daño inicial y la apropiación cultural no se borran con un acto simbólico. El caso Adidas demuestra que en la era digital, los errores de marca se amplifican y cada acción cuenta, y que el respeto hacia las comunidades y su patrimonio es más que un detalle: es estrategia y reputación.
¿Adidas logró reparar su imagen con este gesto, o el daño ya es irreversible?