Elecciones 2022 en Colombia, el ascenso de discursos progresistas y de los perfiles outsiders en latinoamérica

El próximo 19 de junio, se resolverá la contienda presidencial de Colombia, que se ha caracterizado por ser una campaña especialmente mediática. Al día de hoy la elección se disputa entre dos finalistas, Gustavo Petro y Rodolfo Hernandez, que según las encuestas de intención de voto, se mantienen en un empate técnico.

Las apuestas para conocer al ganador son volátiles porque los escenarios se han ido reestructurando desde la última votación, ya que se han atravesado malos manejos de crisis e imagen que han orillado a que el voto se siga dividiendo.

Petro se ha encargado de cooptar al voto joven que se identifica con una izquierda progresista, desde su narrativa ha denunciado problemas de desigualdad y de pobreza, además de un mal manejo de temas medioambientales en el país. Todo ello a través de un discurso amigable que comunica a través de una estrategia digital en redes sociales. Se dirige a convencer al votante que “poco vota” es decir, a los conocidos “primo votantes” de 18 a los 25 años de edad.

Por otro lado Rodolfo Hernandez, enarbola los intereses de un votante más tradicionalista de centro derecha, sus líneas discursivas descansan sobre el ataque a la corrupción, o como él le llama, “la robadera”. Sus esfuerzos se encaminan por convencer al votante rural y al religioso, con propuestas como, los apoyos económicos para adultos mayores.

Las encuestas de opinión se han restringido producto de la veda electoral, en esta se considera un periodo de una semana sin propaganda electoral y por supuesto sin encuestas de opinión o de intención de voto que puedan tener injerencia en la decisión del Domingo. Al día de hoy la conversación se mantiene viva y con muchas especulaciones que continúan alimentando los ánimos de las bases militantes y seguidores de estos dos candidatos.

Algunos medios de comunicación equiparan las propuestas de Hernandez, con el estilo de comunicación del Presidente Lopez Obrador de México, en un primer escalón, por su especial énfasis en el combate a la corrupción, y en segunda, por buscar equiparar grandes problemas con soluciones que pueden recaer en lo simbólico, por ejemplo, su propuesta de cerrar algunas embajadas Colombianas por ser utilizadas “únicamente” para realizar eventos de corte social. También ha sido descrito como un anti sistémico y un outsider alejado de la “mesa chica” de las cúpulas políticas y de las instituciones clásicas.

Por otro lado Petro, ha entrado en el grupo de candidatos de izquierda que (con mala fé) son equiparados con Hugo Chavez o Nicolas Maduro, personajes políticos que se reconocen con la izquierda, pero que se ha tipificado por medios de comunicación como representantes de una radical izquierda, y se ha tratado de promover un discurso parecido a: “Petro quiere convertir a Colombia en Venezuela”.

Sin duda las elecciones responden a una dinámica internacional en la que los arquetipos políticos son una reproducción de las tendencias latinoamericanas en conjunto, con políticos cada vez más alejados del clásico perfil y también vemos discursos sociales que responden a valores progresistas.