Los mexicanos tenemos una peculiar forma de hablar, entre las que destacan los dichos, refranes y palabras que se originan de un lugar a otro. Es claro que nuestro idioma se ha enriquecido con tecnicismos, modismos, anglicismos y todas estas acepciones del lenguaje que hacen que cada día incorporamos palabras nuevas a la lengua mexicana.
En ese sentido, el albur es una forma de expresión que si bien puede ser catalogada como vulgar y que puede causar aberración a los “letrados”, por las deformaciones del lenguaje, durante mucho tiempo ha sido característica del ingenio mexicano.
De acuerdo con Felipe Gaitan, sociólogo de la Universidad la Salle, éste lenguaje popular, llamado de doble sentido, es un modo de comunicación cifrado y exquisito, que para entenderlo hay que practicarlo, y es que, cada oración, gesto y ademán, son fundamentales para salir triunfante en una conversación de la que sabemos que se gana, cuando no se obtiene respuesta.
Sus orígenes, menciona un estudio con título Consomé Costecho: La receta del albur, lenguaje popular mexicano, realizado por la Universidad Autónoma del Estado de México UAEM, nació en el municipio Mineral del Monte, alrededor del siglo XVII, como lo diera a conocer el también el comediante y actor Sergio Corona, “existe la teoría que sostienen que los albures se crearon en Real del Monte cuando los mineros querían comunicarse entre ellos y sin que sus patrones ingleses se enteraran, puesto que, algunos ya empezaban a dominar el idioma español, y así, crearon un código de habla que únicamente ellos entendían, fue así como se creó el albur”.
Tepito la cuna del albur
A finales del siglo XIX se comenzó a expandir y comenzó a escucharse en la zona central de la ciudad de México, principalmente en áreas como el Barrio Bravo de Tepito. En un artículo realizado por la revista Chilango, ¿Cuál es el origen del albur? menciona que esta zona de la ciudad de México es la cuna del albur, ya que, por su bravura y la ideología de salir adelante y no dejarse menospreciar por nadie, fue lo que se quedó impregnado en el lenguaje.
En tanto, además de tener este título, no es la única mención que tiene el barrio, ya que contó con la primera campeona nacional del albures, Lourdes Ruiz, quien además de ser comerciante, impartia diplomados sobre el albur, avalados por Conaculta, Bellas Artes y la SEP. Se trataba de un curso de un mes, y al término del cual los estudiantes entregaban un ensayo. Cabe mencionar que también escribió un libro titulado “Cada vez que te veo, palpito”, donde contiene una guía básica para empezar a alburear y jugar con el doble sentido.
Esta forma de expresión, propia de los mexicanos, fue declarada en 2016 como patrimonio intangible de la humanidad por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En tanto, a raíz de la mención, el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) realizó una encuesta con alcance nacional para averiguar qué tanto se estaba de acuerdo con el pronunciamiento de la Unesco y el resultado arrojó que sólo el 30.9% aprueba la decisión y el 64.6 indicó que se hizo mal al declarar esta forma de hablar patrimonio intangible de la humanidad.
En definitiva, el albur es una institución de la cultura popular que no es exclusiva de Tepito, se conoce y se practica en todo el país. Las formas normales de esta modalidad discursiva, trascienden y hacen notar su presencia en el habla de distintas capas sociales, y como mencionó el académico de la UAEM, “el albur permite desarrollar la inteligencia emocional ya que utiliza un lenguaje muy amplio, de ahí que sea un ajedrez mental”.
Acá te compartimos algunas frases para que practiques el albur.
- No sacudan tanto el chile, que se riega la semilla
- No importa lo grueso, sino lo travieso
- No sacudas la cuna, que despiertas al niño
- Atrás se pide, pero por delante se despacha
- No salgas, yo te chiflo
- Tú me la Pérez Prado con canciones de Agustín Lara
- El chico temido del vecindario
- No se hablan pero si juegan