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#iCULTURA

Hikikomori:
Los ermitaños del S. XXl

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Estar por meses o años en un cuarto o departamento, sin sentir el tacto de otro ser
vivo, sin intercambiar palabras con otros, sin salir ni una sola vez al exterior, es la
realidad de miles de “hikikomoris” en Japón y en el mundo. No es una
contingencia sanitaria, ni un arresto domiciliario lo que lleva a estas personas a
aislarse: es una decisión empujada por conflictos psicológicos.


Son al menos un millón de japoneses los que viven en reclusión voluntaria, según
un estudio gubernamental del 2015. Muchos expertos estiman que la cifra ha ido
en aumento y que se desconoce el número real, ya que existen casos que no se
reportan.


El psicólogo japonés Tamaki Saito, documentó el término por primera vez en
1998, definiéndolo cómo “una interminable adolescencia”, la cual refiere tanto al
trastorno cómo a quienes lo padecen.


Son un conjunto de características psicológicas y sociales las que desembocan en
hikikomori. Temor de no cumplir con las expectativas de otros, falta de habilidades
sociales, vergüenza por alguna característica personal, un evento traumático,
timidez acentuada, depresión y agorafobia son las más comunes.


Algunos de los síntomas de esta enfermedad son: desinterés por las personas y
acontecimientos del mundo, conducta depresiva, arranques de ira, descuido de la
higiene personal, cuartos desordenados, perdida de la autoestima, obsesión con
los dispositivos electrónicos y trastornos de sueño.

Cuando se comenzó a estudiar el síndrome, se consideró de naturaleza cultural:
en Japón la presión por tener éxito académico y laboral es de las más altas del
mundo, además existe un arraigado sentido del honor y una baja tolerancia para
las personas que consideraran diferentes. Estas peculiaridades sociales impactan
en la salud mental de los japoneses, la cual se ve reflejada no solo en los casos
de aislamiento, también en el porcentaje de suicidios y muertes por exceso de
trabajo.


La problemática, se ha presentado en otros países. En Corea del Sur, un análisis
de 2005 estimó que había unos 33.000 adolescentes con hikikomori. Además, se
han reportado casos en otros países como Estados Unidos, España, Francia e
Italia.


Existen múltiples programas e instituciones especializadas en tratar este trastorno,
cómo el centro Yokayoka en la ciudad de Fukuoka, en donde a través de terapia
psicológica y dinámicas de interacción, se promueve la reinserción social.

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