La polémica por la retirada de las esculturas de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara de la Plaza San Carlos, en la colonia Tabacalera de la Ciudad de México, ha escalado de las calles a las redes sociales, convirtiéndose en tendencia nacional. En X (antes Twitter), la conversación está marcada por una profunda polarización: insultos, llamados a la expulsión de los simpatizantes cubanos y una defensa férrea de quienes consideran a estas figuras parte de la memoria histórica compartida entre México y Cuba.
El origen de la controversia
La alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, ordenó el retiro del llamado Monumento Encuentro, alegando que las esculturas no contaban con permisos ni documentación oficial, lo que violaba normas administrativas. Desde entonces, colectivos como el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba y el Partido Comunista de México han exigido su restitución, calificando la acción de “ofensiva y unilateral”.
Redes encendidas: del rechazo total al respaldo absoluto
En X, las opiniones se dividen en dos campos extremos:
- Rechazo frontal: Mensajes como “¿Qué tiene que hacer esta basura en México? Manden esas chingaderas a Cuba o Argentina” reflejan un fuerte sentimiento anti-Fidel/Che. Otros usuarios han exigido que quienes apoyen estas figuras “se vayan a vivir a Cuba” y han descalificado a los manifestantes como “defensores de dictadores y verdugos”.
- Defensa simbólica: Grupos solidarios con Cuba han convocado protestas para exigir que las esculturas regresen a la plaza e incluso propusieron rebautizar el lugar como Parque Fidel Castro. Para ellos, los monumentos representan lazos históricos y culturales que no deben borrarse por conflictos ideológicos.
Un debate que va más allá de las estatuas
La presidenta Claudia Sheinbaum ha criticado la acción de la alcaldía y propuso reubicar las esculturas, mientras que voces opositoras argumentan que idealizar a figuras autoritarias contradice los valores democráticos. En columnas de opinión, se cuestiona si la memoria pública debe rendir homenaje a personajes tan controvertidos o si se requiere un proceso más democrático para decidir qué símbolos permanecen en los espacios públicos.
Conclusión
La disputa por las esculturas del Che y Fidel ha dejado en evidencia una fractura ideológica en México que se replica en el terreno digital. X se ha convertido en un campo de batalla donde se cruzan la memoria histórica, la legalidad y los fantasmas del comunismo, con hashtags como #DevuelvanLasEstatuas y mensajes que piden “limpiar” el espacio público de símbolos “dictatoriales”.