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La distopía de las promesas de ciudades inteligentes en México

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La distopía de las promesas de ciudades inteligentes en México

Entre las características de los gobiernos panistas destaca la tendencia a realizar proyectos de ciudades digitales que han llevado a cabo mediante colaboraciones público-privadas, con la promesa de mejorar la calidad de vida de las ciudades a través de la implementación de TICs en el espacio público. A menudo, se tiende pensar que con integrar más tecnología habrá un cambio significativo para las personas, pero no siempre ocurre así. Además, en muchas ocasiones, los proyectos presentan dificultades para concluirse y darles continuidad.

Las ciudades inteligentes, o smart cities, han sido promovidas sobretodo por gobiernos panistas, como promesas futuristas de progreso tecnológico y de inclusión digital en municipios y estados donde muchas veces las adquisiciones tecnológicas o los proyectos urbanísticos han resultado fallidos, con irregularidades o tardan demasiado en consolidarse. Esto revela lo complicado que es para un país como México incorporarse a la tendencia de ciudades inteligentes.

Las ciudades inteligentes es un concepto que surgió en 2008, se refiere a la integración en el diseño de proyectos urbanísticos de tecnologías de la información y comunicación (TIC) para innovar y fomentar la competitividad, sostenibilidad, e integración de la ciudadanía en espacios públicos y en el acceso a servicios e infraestructura. Desde los inicios de la década del 2010, en México estados como Chihuahua y Jalisco intentaron aterrizar proyectos de esta naturaleza en México. ¿Pero qué tan productivos han resultado? 

CIUDAD CREATIVA DIGITAL

En enero del 2012, Felipe Calderón anunció por todo lo alto que construiría una especie de hub digital en la que se impulsaría el talento creativo local a través de la participación de empresas como Pixar, Sony Entertainment, Nintendo y otras. El proyecto megalómano del periodo de climax de los gobiernos panistas era tan ambicioso que se comenzó a promover como el “Hollywood de la producción digital” o “Sillicon Valley Mexicano”, pero pasaban los años y nadie sabía nada de él.

El primer problema, fue que se diseñó sobre el primer cuadro de la ciudad de Guadalajara, donde desde el 2008 el gobierno local demolió 21 mil 423 metros cuadrados de uno de los barrio históricos de la capital de Jalisco, ubicado en las inmediaciones del parque Morelos, con la promesa de un supuesto rescate, mediante la construcción de las Villas Panamericanas. Este proyecto que resultó fallido.

Años después, Guadalajara cedió los predios al Gobierno del estado para construir el hub digital con la promesa de generar 20 mil empleos. Sin embargo, el proyecto ya había causado el desplazamiento de cientos de personas y modificado la habitabilidad de la zona.

Para junio del 2012, era evidente el retraso en la construcción del proyecto que durante casi una década fue relacionado con malversación de fondos, y la pérdida de 30 millones de pesos del fideicomiso a las cuentas de la federación. De acuerdo con una investigación de NTR y 44 Lab, la construcción del edificio fue realizada por una empresa fantasma.

En 2018, fue inaugurado el edificio pero solo con el 80 por ciento de la obra concluida. Con el cambio de administración, En 2021, se proyectó construir un Distrito Creativo conformado por 500 viviendas verticales para repoblar la zona,una práctica abierta de gentrificación que implica que la vieja Guadalajara no volverá. 

El proyecto se inserta en la dinámica de crecimiento industrial de la ciudad, en donde los empresarios han diseñado el desarrollo urbano irrumpiendo en la dinámica social. Más que a las necesidades de la población, la Ciudad Creativa Digital respondió a los intereses de inversionistas, que de manera simultánea llevaron a cabo proyectos ambiciosos similares como el Chapala Media Park y la Plaza Viaducto Belenes. Sin embargo, si ha contribuido a impulsar perfiles creativos en la ciudad, y ha sido fuente de empleo para egresados en Artes Visuales, Audiovisuales, diseño, ingenierías en programación y otras áreas.

Ciudad Creativa Digital logró ponerse en marcha después de casi una década de espera y con retrasos y problemas en la administración de sus recursos. Su continuidad orientada al desarrollo de las industrias culturales aún no está garantizada.

LAS SMART CITIES DE PUEBLA

Otro proyecto pionero llevado a cabo por gobiernos panistas y que no tuvo un final tan feliz, es el Barrio Smart City en Atlixco, Puebla. Este proyecto consistió en implementar soluciones digitales en el espacio público, entre estos: bancas ecológicas, monitores de vigilancia, luminarias solares, internet inalámbrico, alarma sísmica, medidor de velocidad, ciclovia, entre otras.

El proyecto fue inaugurado en enero del 2018 por el exgobernador interino Antonio Gali y el edil José Luis Galeazzi Berra, entonces prometía ser el primer barrio inteligente de su tipo en América Latina.

Sin embargo, desde sus inicios tuvo problemas ya que un tramo de la ciclovía fue eliminado debido a que obstruía cocheras y generó inconformidad entre algunos vecinos, de acuerdo con medios locales.

Con el paso de los años, dejó de funcionar, fue vandalizado y los habitantes han reportado que incluso la alarma sísmica no se activa.

Al igual que la Ciudad Creativa de Guadalajara, el barrio Smart poblano dependía de un fideicomiso que de acuerdo con fuentes consultadas por La Jornada dejó de funcionar debido a que el gobierno estatal dejó de aportar recursos poco tiempo después de su inauguración.

https://www.youtube.com/watch?v=duikGKTwI2E

SIMPLIFICANDO EL CONCEPTO

Con objetivos menos ambiciosos, otras administraciones municipales han recurrido a la promesa de las ciudades inteligentes para impulsar candidaturas o dar la impresión de que se aportó progreso, con solo mejorar la conectividad.

El problema es que garantizar conexión de internet gratuito ha sido una problemática constante en los tres niveles de gobierno, muestra de esto son los proyectos: Internet para Todos y México Conectado que han presentado problemas para su desarrollo.

En Sonora, Baja California y Chihuahua se apostó por promover proyectos de conectividad gratuita para elevar el grado de urbes a ciudades inteligentes, con muy pocos avances.

El proyecto Chihuahua Ciudad Digital fue puesto en operación en 2010, y este es uno de los pocos proyectos que reconoce el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como ciudades digitales en México.

Este proyecto ofrece Internet gratuito en diferentes puntos de la ciudad y fue uno de los primeros en América Latina en ofrecer este beneficio.

En 2018, el gobierno del Estado lanzó otro proyecto similar que contempló 94 puntos de conexión con una velocidad estimada entre 20Mbps y hasta 300Mbps.

Otra ciudad fronteriza que apostó por la conectividad fue Mexicali, en Baja California. El proyecto “Smat Mx” es parte del Clúster Gastro Turístico y fue inaugurado en 2020. Sin embargo, tiene poca difusión.

En Hermosillo, Sonora, se lanzó Qroads este año, una aplicación orientada a proporcionar información a turistas sobre establecimientos.

Aunque estos proyectos han sido ofrecidos a la ciudadanía como una manera de mejorar la calidad de vida a través de la tecnología, la interpretación que se ha dado de ciudad inteligente ha variado en México de gobierno a gobierno y tampoco se ha garantizado derechos como la protección de datos personales.

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