A siete años del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en 2018, la Cuarta Transformación celebra su continuidad con la llegada de Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México. Sin embargo, más allá de los logros, también es necesario hablar de los errores de comunicación que han acompañado a este proyecto político.
Porque toda transformación se comunica… y no siempre bien.
1. La centralización excesiva en AMLO
La 4T nació como un movimiento amplio, pero su comunicación se volvió vertical y personalista: todo giraba en torno a la figura de AMLO. Las conferencias mañaneras funcionaron como el centro absoluto del mensaje, dejando poco margen a las secretarías y vocerías especializadas.
Problema: La narrativa se volvió dependiente del carisma de un solo líder.
Consecuencia: La institucionalidad quedó diluida frente al protagonismo político.
2. Más narrativa, poca explicación
Decisiones clave como la cancelación del NAIM, el rediseño de libros de texto o los megaproyectos federales se defendieron con frases simbólicas (“no más corrupción”, “primero los pobres”), pero sin sustento técnico claro.
Problema: Falta de pedagogía gubernamental.
Consecuencia: Se perdió la oportunidad de generar consenso informado.
3. Comunicación basada en el conflicto
El discurso oficial usó constantemente al “enemigo” como recurso retórico: conservadores, jueces, medios, empresarios. Si bien funcionó en campaña, esta narrativa se volvió cansada en el ejercicio del poder.
Problema: Polarización permanente.
Consecuencia: Canceló el diálogo público con sectores críticos.
4. Los errores de comunicación de Claudia Sheinbaum
A) Falta de diferenciación narrativa
Desde su campaña hasta el momento, Claudia Sheinbaumn aún no ha construido una narrativa propia. Su discurso repite los conceptos de AMLO, pero sin el mismo impacto emocional.
Problema: Hereda el relato, pero no su energía política.
Consecuencia: Su imagen corre el riesgo de parecer continuidad sin identidad.
B) Baja presencia simbólica propia
A diferencia de AMLO, que construyó una identidad política visual y verbal poderosa (“honestidad valiente”, “me canso ganso”), Sheinbaum aún no tiene un símbolo comunicativo reconocible.
Problema: Sin signos, no hay símbolo.
Consecuencia: La narrativa no se apropia del espacio emocional ni mediático.
Conclusión: corregir el mensaje para sostener la transformación
La Cuarta Transformación ha transformado mucho… pero aún no transforma cómo se comunica el poder.Los errores de AMLO en comunicación se están heredando, no corrigiendo.
Si el proyecto quiere perdurar más allá del símbolo fundacional, Claudia Sheinbaum necesita una narrativa propia, emocional, clara y creíble. Porque gobernar también es narrar.