Análisis de comunicación y política
Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, culpó al expresidente Felipe Calderón por el desmantelamiento de la industria nacional de medicamentos y por las consecuencias actuales en el sistema de salud pública. Las declaraciones, realizadas durante una gira reciente, desataron críticas en redes sociales bajo el ya conocido reclamo: “Ya chole con Calderón”.
El comentario de Sheinbaum ocurre mientras persiste el desabasto de medicinas y la “megafarmacia del bienestar”, anunciada como una solución definitiva por el presidente Andrés Manuel López Obrador, sigue sin operar plenamente.
Comunicación política reciclada: el recurso del enemigo eterno
Desde el inicio del sexenio obradorista, culpar a gobiernos pasados —en especial al de Calderón— ha sido un recurso frecuente para justificar fallas estructurales. Lo que ahora llama la atención es que Sheinbaum, quien ha intentado proyectar un estilo propio y técnico, recurra al mismo guión.
En términos de comunicación política, el uso reiterado de un “culpable histórico” busca:
- Desviar la presión del presente hacia el pasado.
- Refrescar la narrativa de la lucha contra el “neoliberalismo”, que ha sido el motor discursivo de la 4T.
- Evitar asumir responsabilidad por los resultados acumulados tras casi seis años de gobierno.
Sin embargo, esta estrategia comienza a mostrar signos de agotamiento.
El tiempo político ya no perdona
El problema del desabasto de medicamentos no es nuevo. Ha sido documentado desde 2019 por diversas organizaciones civiles y colectivos de pacientes. A pesar de las múltiples promesas —como la compra internacional de fármacos y la creación de un sistema universal de salud tipo «Dinamarca»— los problemas persisten.
En este contexto, culpar a Calderón suena más a eslogan que a solución, y debilita el posicionamiento de Sheinbaum como una lideresa con proyecto propio.
Una narrativa que pierde eficacia
En redes sociales, la respuesta fue inmediata y mayormente crítica. Frases como “Ya chole con Calderón” o “¿Y la megafarmacia?” se viralizaron como expresiones de descontento ante una explicación que ya no convence a muchos sectores ciudadanos.
Este desgaste narrativo evidencia una transición difícil para Sheinbaum: si bien fue electa bajo la continuidad de la 4T, la ciudadanía ahora espera resultados, no justificaciones.
¿Hacia dónde debe girar su comunicación?
Para consolidarse como una figura presidencial con liderazgo propio, Claudia Sheinbaum necesita:
- Construir una narrativa nueva, emocionalmente creíble y conectada con soluciones.
- Reconocer los problemas actuales sin aferrarse únicamente al pasado.
- Ofrecer resultados medibles que contrasten con el sexenio de AMLO, no que lo repliquen.